Tos, dificultad respiratoria, ahogos, silbido al respirar y sensación de pecho apretado, que ceden en forma espontánea o tras usar inhalador, son algunos síntomas de una crisis asmática. Aprender sobre esta enfermedad y cómo controlarla son factores relevantes para una mejor calidad de vida de las personas que la padecen.
El asma es una enfermedad respiratoria crónica que afecta a 300 millones de personas en el mundo, en la que se produce una inflamación de los bronquios. Como consecuencia de ello, y en presencia de determinados factores desencadenantes, las vías respiratorias se estrechan dificultando el paso del aire hacia los pulmones, con lo cual aparecen los síntomas.
En Chile, actualmente la cifra de asmáticos llega casi a un 10% de la población, dato entregado por la Organización Mundial de la Salud y que va en aumento, pudiendo alcanzar un 15% en niños. La doctora Cristina Pierry, broncopulmonar infantil de Clínica Alemana responde algunas dudas respecto de esta enfermedad.
Las mujeres pueden optar a una maternidad sin restricciones gracias a los avances en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
Esto se debe a una mezcla de factores genéticos y ambientales, entre ellos: la exposición a alérgenos, el tabaco (tiene un 37% de mayor riesgo en hijos de madres fumadoras), infecciones virales, nutricionales y a la contaminación ambiental.
Se revisa el historial médico, antecedentes familiares y síntomas de cada paciente, ya que es en este relato donde se puede detectar antecedentes genéticos de asma, alergias, eccema u otra enfermedad pulmonar. También es importante describir los síntomas detalladamente y con qué frecuencia ocurren.
Probablemente, también se soliciten exámenes de respiración, test de alergia y sinusitis, además de radiografías de tórax, para saber si existe otra patología asociada al cuadro clínico.
Los factores desencadenantes - también llamados gatillantes - de una crisis de asma, o síntomas de
ella, son múltiples y diferentes en cada persona. Existen muchos tipos y los más comunes son las
infecciones virales
y las alergias, principalmente a los ácaros del polvo, pólenes de pastos, malezas y
árboles, hongos, pelo de animales y cucarachas. También juegan un rol los contaminantes del aire,
y factores irritantes como la
exposición al humo de tabaco, estufas a parafina, leña, smog, aerosoles o
gases químicos fuertes provenientes de pinturas o pegamentos.
Asimismo, la actividad
física y
el estrés son muy importantes para algunos pacientes. Por eso fundamental reconocer cuales son los
factores desencadenantes para cada paciente, y aprender a prevenirlos y controlarlos.
Si bien, el factor genético no se puede cambiar, los desencadenantes se pueden evitar, la inflamación prevenir y los síntomas controlar. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) invita al empoderamiento de los pacientes en el control de su enfermedad diciendo "stop" este 7 de mayo cuando se conmemora el día internacional del asma. Los síntomas y la inflamación mejoran con un tratamiento adecuado hasta en el 95% de los casos.
Existen múltiples medicamentos para el tratamiento del asma bronquial y los más usados son los corticoides inhalados. En ese sentido, son fundamentales los controles médicos, para que cada asmático tenga un tratamiento personalizado según su necesidad especifica.
Los efectos secundarios son bajísimos y existen una gran cantidad de trabajos científicos que así lo demuestran, sin embargo, los corticoides podrían tener un efecto en la talla a largo plazo y no superior a 1 cm. Los medicamentos de hoy en día tienen dosis mínimas, por lo que estos efectos, en gran medida, se han minimizado. Otros pueden ser hongos en boca, razón por la que se enfatiza que después de usar corticoide inhalado, hay que lavarse los dientes.
Si se aborda desde la mirada interdisciplinaria de un equipo médico, es posible aprender cómo evitar los desencadenantes, cuál es el efecto de los medicamentos prescritos y cómo administrarlos correctamente. Con la atención adecuada, los pacientes pueden vivir sin síntomas y mantener un estilo de vida normal y saludable.
Todo paciente de entre 5 y 18 años, con sospecha o diagnóstico de asma bronquial, puede adherirse al programa. Su objetivo es mejorar la calidad de vida de los niños y sus padres, evitando el ausentismo escolar, crisis asmáticas, visitas a urgencia y mejorar la tolerancia al ejercicio. Entre las ventajas de incorporarse al programa se pueden mencionar: Solicitud de horas médicas por vía especial, consulta realizada por un especialista broncopulmonar, ficha protocolizada de cada paciente al ingreso y su seguimiento, programa educativo (sin costo) con enfermera y/o kinesiólogos, entre otros.
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