“La gran mayoría son lesiones, conocidas como precancerosas, que si son tratadas se llega a eliminar la posibilidad de que sigan progresando y se conviertan en una lesión maligna”, explica el Dr. Marcelo González, jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de Clínica Alemana.
Es un estudio citológico para identificar cambios o lesiones en el cuello uterino, lo que ayuda a pesquisar en forma oportuna las células lesionadas que pudiesen conducir al desarrollo del cáncer. “Con la prueba de papanicolaou no se obtiene un diagnóstico, el examen sirve para advertir si algo no está normal, lo que es suficiente para no correr el riesgo de verse afectada por un cáncer”, explica el ginecólogo, Marcelo González.
Es un examen sencillo, que toma pocos minutos. La toma de Pap se realiza insertando un espéculo en la vagina, con el fin de separar sus paredes y poder ver el cuello uterino. Una vez a la vista, con una espátula y un pequeño cepillo, se obtienen muestras de estas células, las que se envían al laboratorio para su estudio al microscopio.
Tras un PAP positivo o alterado se debe buscar la razón, la que puede ser una simple inflamación del cuello del útero (cervicitis) o una alteración de las células conocida como neoplasia intraepitelial (NIE).
Estas lesiones se clasifican en tres tipos: leve (I), moderada (II) y severa (III). Las dos últimas, por efecto del tiempo y la conjunción de otros factores como el cigarrillo o una inmunodepresión, pueden derivar en un cáncer.
Hay varios procedimientos terapéuticos para tratar una LIE en cualquiera de sus tres etapas y son efectivos en un alto porcentaje de los casos. En las LIE leves se busca destruir las células alteradas con métodos ablativos conocidos como crioterapia (congelamiento de las células), electrofulguración (se las quema) o uso del láser.
En el caso de las LIE II y III, se debe asegurar, explica el doctor González, que se extirpe todo el tejido alterado del cuello, por lo que se recomienda realizar una intervención quirúrgica conocida como conización. Este procedimiento además permite descartar la presencia de un cáncer invasor inadvertido.
Estos procedimientos tienen sus efectos molestos. Tras una crioterapia se elimina flujo vaginal abundante por espacio de dos semanas y algunas veces se puede infectar. La electrofulguración, en tanto, puede ser dolorosa.
También, se podrían complicar los embarazos posteriores, ya sea por aumentar el riesgo de que se produzca una pérdida, un parto prematuro(por un cuello uterino corto que se dilata fácilmente antes de tiempo) o una cesárea (por un cuello uterino que puede quedar rígido y no dilatarse por la cicatriz del cono).
Las mujeres que han recibido la vacuna contra el virus papiloma deben realizarse el PAP. El número de virus papiloma que pueden afectar el cuello del útero son muchos. Las distintas vacunas para el virus papiloma protegen solamente contra los tipos más frecuentes. Por lo tanto, es muy importante que las mujeres continúen haciéndose las pruebas de Papanicolau, incluso después de haber sido vacunadas.
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