El sistema nervioso autónomo es el encargado de muchas funciones vitales en el cuerpo como respirar, tener una frecuencia cardíaca adecuada o mantener una temperatura corporal estable.
Cuando se presenta un problema en la función de control de la presión arterial al ponerse de pie la condición recibe el nombre de disautonomía. Sobre dicho estado el doctor Gonzalo Sanhueza, cardiólogo de Clínica Alemana respondió las siguientes preguntas:
Los principales signos son: cansancio, fatiga y desmayos. Estos últimos clínicamente se presentan de dos formas, las que pueden coexistir. En la primera, las personas tienen un control inadecuado de la presión arterial al ponerse de pie. Por esto son friolentas, remolonas y evitan estar paradas. El segundo grupo, frente a un estímulo desagradable como ver sangre, responde en forma refleja inversamente a lo esperado; en vez de subirles la presión arterial y la frecuencia cardíaca, ambas les bajan.
Esta condición afecta a hombres y mujeres, siendo más frecuente en estas últimas, y la adolescencia es generalmente la época de inicio. También, se ha asociado a personas con hiperlaxitud articular.
La falta de ganas y energía pueden confundirse con anemia, hipotiroidismo o con cuadros depresivos. Con relación a los desmayos hay que descartar que el paciente sufra pérdida de conciencia de origen cardíaco. Por eso, siempre es necesaria una evaluación médica luego de presentar un desmayo.
La mayor complicación es un golpe en la cabeza ante una caída por desmayo. Por lo tanto, de presentar síntomas como sensación de debilidad o fatiga, visión borrosa, zumbido o pito en los oídos, o presenta sudoración, palidez o náuseas, la persona debe sentarse o acostarse rápidamente.
Además, se recomienda mantener una buena hidratación (consumiendo agua y sal en forma importante). No pararse de forma rápida y evitar estadías largas de pie sin moverse (en el transporte público o mientras se hace fila), evitar el consumo de alcohol y los ambientes calurosos, así como no consumir fármacos que bajen la presión arterial (tratamiento antihipertensivo, diuréticos), entre otros.
Se utilizan fármacos para subir la presión, pero sólo son paliativos. Esto es, quitan síntomas y se usan solamente mientras son necesarios, ya que la disautonomía, generalmente, mejora de forma espontánea al pasar los años.
Prueba diagnóstica: tilt test
Para registrar la respuesta de la presión arterial y la frecuencia cardiaca al cambio postural del cuerpo se indica como prueba diagnóstica el tilt test.
Es habitual que al someterse a este examen la persona tenga inicialmente palpitaciones. Si la frecuencia de las pulsaciones disminuye demasiado (bradicardia), o la presión arterial desciende en forma importante (hipotensión), es posible que se sientan mareos e, incluso, que se reproduzca el cuadro de pérdida de conciencia que motivó el estudio.
Ambas condiciones se manejan, la gran mayoría de las veces, volviendo a la posición horizontal y, si esto no funciona, se aplican las medidas correspondientes para cada caso. Ante cualquier complicación, lo que es excepcional, el Servicio de Diagnóstico Cardiológico cuenta con todos los medios, desde el punto de vista técnico y profesional, para abordar estas situaciones.
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