Según registros de la Encuesta Nacional de Salud 2010, las mujeres tienen una mayor prevalencia de dolor intenso y autorreporte diagnóstico de artritis reumatoide, así como de artrosis de cadera y de rodilla.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de un 29% de la población mundial mayor de 60 años, padece artrosis y, además, para cerca de un 80% supone una limitación de su capacidad motora. Es una enfermedad reumática frecuente y su incidencia va en aumento, advierte este organismo, que cree que será la cuarta razón de discapacidad en 2020.
La artrosis es una enfermedad crónica no autoinmune, producto de una alteración del cartílago –tejido que recubre las articulaciones- y que está ligada al envejecimiento. "Además, en este cuadro el hueso adyacente se engruesa y forma osteofitos, que se manifiestan como nódulos óseos, lo cual es más común en los dedos de las manos, columna, caderas y rodillas", explica el doctor Oscar Neira, reumatólogo de Clínica Alemana.
Las mujeres pueden optar a una maternidad sin restricciones gracias a los avances en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
En el mediano plazo, puede haber una deformidad de las articulaciones, así como una limitación de sus movimientos, pero en la mayoría de los casos se presenta de manera leve y los síntomas pueden manejarse con medicamentos y fisioterapia.
La artrosis es una condición que afecta a la mayoría de la población mayor de 50 años y en los hombres suele iniciarse más tarde. Los tratamientos van desde bajar de peso y la prescripción de fármacos, hasta el reemplazo protésico de las articulaciones severamente dañadas mediante una cirugía.
Si bien la causa de la artrosis es desconocida, se sabe que esta condición no se manifiesta solamente por efecto de la edad del paciente o por el uso y desgaste de las articulaciones, sino que también se relaciona con una cierta predisposición genética.
También inciden la sobrecarga, sobre todo en personas obesas; el traumatismo repetido asociado a ciertas ocupaciones o deportes, y los trastornos en el alineamiento de los huesos que forman la articulación.
En cuanto al tratamiento, no existe un manejo farmacológico preventivo o curativo de la artrosis, sino que las estrategias terapéuticas disponibles buscan modificar o corregir los factores de riesgo, evitar el dolor y mantener la funcionalidad y fuerza musculares. Para esto, se recomiendan distintas acciones en las áreas de nutrición, fisioterapia, kinesiterapia, órtesis y analgesia. El uso de antiinflamatorios también produce alivio sintomático, pero deben considerarse sus potenciales efectos adversos como hipertensión arterial, daño renal, gastritis o úlcera gastroduodenal, especialmente en los adultos mayores.
"Las técnicas quirúrgicas de reemplazo articular (prótesis) en los pacientes con artrosis avanzada, sobre todo en caderas y rodillas, tienen excelentes resultados funcionales y hacen desaparecer el dolor. La esperanza del manejo a futuro se centra en la implementación de nuevas terapias de sustitución y regeneración del cartílago dañado por tejidos propios o por la utilización de células madre", señala el doctor Neira.
Menos frecuentes, las artritis afectan preferentemente el tejido sinovial, membrana que recubre internamente una articulación. Son de carácter inflamatorio y pueden presentarse de modo agudo por un período de tiempo limitado, aunque lo más usual es que sea una condición crónica. Generalmente, causan mucho dolor y provocan aumento de temperatura y enrojecimiento de la zona afectada. "El aumento de volumen se debe a la inflamación sinovial y a la acumulación de líquido articular. Otro síntoma es presentar rigidez articular matinal de larga duración, impotencia funcional y, en ocasiones, deformidad por daño estructural de la articulación", explica el reumatólogo.
Si bien la mayoría de las artritis son de origen inmunológico –ya sea por una alteración del sistema inmune o la aparición de autoinmunidad- también, pueden ser provocadas por infecciones virales y bacterianas, o bien, por la acumulación de cristales de ácido úrico o de calcio, como en el caso de gota y pseudogota.
Entre las artritis causadas por fenómenos autoinmunes, las más frecuentes son el lupus eritematoso sistémico y, especialmente, la artritis reumatoide. Siendo éste el trastorno con mayor incidencia en el proceso inflamatorio articular, y cuya principal ocurrencia es en mujeres de entre 30 y 40 años.
La alteración inmunológica tiene un factor de predisposición genética y, por lo tanto, no
modificable. Sin embargo, existen otros gatillantes medioambientales que se pueden prevenir, como
el estrés y
el consumo de tabaco. Por eso, los especialistas recalcan la importante de un tratamiento
precoz para inactivar la enfermedad. De esta forma, el diagnóstico oportuno es fundamental para detener
la inflamación y
evitar la progresión del daño articular.
Estas patologías se pueden clasificar
según ubicación y duración, variables de las cuales depende su tratamiento.
El especialista afirma que los tratamientos actuales son muy eficaces y que los medicamentos a emplear dependen del tipo de artritis y su severidad. Lo anterior, en un espectro que va desde el uso de analgésicos y antiinflamatorios, hasta fármacos específicos para controlarla como los inmunosupresores. En el caso de las artritis de causa inmunológica, se utilizan corticoides, fármacos inmunorreguladores, inmunosupresores y terapias biológicas.
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